Trujillanos FC: sembrarlo y trabajarlo
Comenzar desde cero hoy, sería retroceder. Si, hablo del Trujillanos FC. Un Trujillanos FC que debió comenzar de cero en agosto del 2008 para escalar hacia altas posiciones del fútbol profesional venezolano y llegar ahora a un punto en el cual la incertidumbre e inminentes cambios vuelven a arroparlo.
En agosto de 2008 la directiva actual tomó un equipo en el cual creyó cuando pocos creían y muchos menos apostaban a él. Trujillanos FC estaba hundido en deudas, quebrado económicamente, abandonado a su suerte y en la segunda división producto de un descenso deportivo. En poco tiempo regresó a la máxima categoría, clasificó a dos copas internacionales, con un título y dos subtítulos en la Copa Venezuela. Historia que parece trillada, pero que hay que recordar para que la falta de una memoria corta no nos distraiga de la “real realidad”, no disperse las buenas intenciones y no nos coloque delante de un camino más difícil por el simple afán de desconocer lo poco o mucho que desde entonces, hasta hoy, se ha logrado.
Junto a los citados objetivos deportivos hubo algunos logros en materia de formación de jugadores, un tema que es primordial para sostener una institución como la nuestra. Trujillanos FC no es el Caracas FC de gran sponsor, ni el Mineros que maneja astronómicas cifras de dinero, pero si es el equipo que puede consolidarse en club solo dando algunos pasos firmes y contando con su principal recurso, su principal patrimonio: su cantera.
Dentro de lo deportivo quedaron metas pendientes. Trujillanos FC se fue planteando objetivos a corto plazo, los cuales fue cumpliendo: el ascenso, la Copa Venezuela, las competiciones internacionales. Pero se fue estancando y se alejó cada vez más del gran objetivo propuesto: la primera estrella, el primer campeonato.
Dentro de lo institucional, lo estructural, se avanzó muy poco. Se conformó un equipo de trabajo pero no se logró contar con una sede administrativa y mucho menos con una cancha propia, dos puntos fundamentales para lograr una real y verdadera consolidación. Se logró si, un avance, en materia de formación de jugadores. Una buena camada irrumpió con fuerzas en la máxima categoría, lográndose incluso la venta o transacción de dos jugadores del patio a dos de las instituciones más sólidas de Venezuela: en diciembre de 2010 Wilker Ángel al Deportivo Táchira y ahora en diciembre de 2012 Francisco Carabalí al Caracas FC. Y por allí es el camino del Trujillanos FC, pero obviamente, más organizado para obtener mejores dividendos económicos.
Está demostrado que en Trujillo existe el talento para contar con un equipo competitivo conformado por una buena cantidad de jugadores del patio y que además la venta de jugadores puede aportar enormemente para la rentabilidad del proceso. Una cancha propia y una coordinación directa para las categorías menores nos solidificarían en esos puntos vitales para poder continuar sin tantos contratiempos económicos.
Y luego está el punto de lo deportivo. A pesar de las bajas de Carabalí y el argentino Zarosa, Trujillanos FC cuenta con un grupo envidiable de jugadores del patio: Rojas, Perozo, Mayker, Sifontes, Figuera, Mendoza, Vivas, Niño, Araujo, Perdomo, Bravo, Ortega, junto a algunos experimentados como el capitán Edixon Cuevas y otros jóvenes que emergen desde las categorías inferiores. A ese grupo solo hace falta sumarle cuatro importados contratados bajo el criterio de nuestros parámetros económicos y no con altísimos sueldos, y tal vez un par de jugadores criollos de experiencia. No necesitamos más. Y no es conformismo. En los últimos torneos, cuando se ha tenido que echar mano de los jóvenes, se han obtenido resultados. En realidad no necesitamos más.
Con esa direccionalidad, podemos jurar que se lograrán objetivos incluso a corto y mediano plazo. No necesitamos mucho. Solo mirar el petróleo que sale desde nuestro suelo; sembrarlo y trabajarlo.
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